Nos obsesionamos tanto con las sesiones de entrenamientos, la forma de entrenar, los ejercicios adecuados que debemos hacer y su forma de ejecución que poco o nada reparamos en algo que es tan importante como hacer unas dominadas perfectas: el descanso.
Aunque pienses que tu cuerpo es una máquina y puede con todo, lo cierto es que necesita descansar y no solo para darle un respiro, que también es por eso, sino porque la asimilación de la carga de trabajo se produce con el descanso. El resultado de los entrenamientos va estrechamente ligado a los descansos.
La fatiga muscular no debe ser el piloto que salte para indicar que la gasolina se está acabando y debemos parar a repostar. Piensa que las lesiones no se presentan en el mismo momento, por ello la programación del trabajo tiene necesariamente que ir acompañada del descanso. En cada entrenamiento nuestro cuerpo se enfrenta a situaciones límites, situaciones que necesitan una recuperación y, no te engañes, tu mejor amigo en esto es el sueño. Son ocho las horas que tienes la obligación, escucha bien, la obligación de dormir. Las fibras musculares se reparan, los tejidos se recuperan.
El descanso no solo mejora tu cuerpo y ayuda a recuperarte, igualmente cambia tu actitud. Piensa que cuando estás cansado la apatía invade tu organismo, no afrontas los entrenamientos con la misma energía, incluso tu estado de ánimo pasa a ser más antisocial.
Recuerda, el descanso es tu mejor compañero de trabajo.